Vivir entre versos,
enamorarse de poesías de algún triste poeta.
No hay forma más bella que morir suspirando por aquellas
palabras
que se extienden por tu interior al leerlas.
Y no hay forma más hermosa de resucitar que entre los
escritos de
algún joven soñador.
Morir de amor no estoy segura de si es posible,
morir de pena está comprobado.
Morir no es sólo dejar de respirar, también es sentirse roto por dentro.
Y si es así, más de una vez hemos muerto en esta vida.
La muerte definitiva no da miedo, es fácil.
Sucede y ya. No puedes cambiarlo. Simple.
La vida sí da miedo.
Oh, la vida,
eso sí que aterra.
Nunca sabes qué es lo que va a suceder.
Y eres responsable de tus actos, así que hay que pensar bien
lo que hacer.
Y nunca sabemos con exactitud si es lo correcto o si eso es
lo que queremos realmente.
No es nada fácil...
Personas aparecen y desaparecen en nuestra vida.
Entregamos un poco de nosotros, y cuando entregamos todo nuestro ser
a una sola persona,
estamos perdidos,
date por perdido,
nunca regresamos a ser nosotros totalmente.
Por eso mejor piérdete entre versos,
piérdete en poemas y no en promesas,
piérdete entre letras y no en fechas.
Pero no te pierdas por alguien que se marchó,
piérdete para
encontrarte a ti.