lunes, 28 de diciembre de 2015

Lumbre.

He dejado huella en mi alma y ahora mi alma corre tras mi búsqueda.
Deambula por la calles donde las luces no alumbran.
La lumbre de mi coraza ha sido apagada por el agua de tu oasis.
Ya no sonrío, no finjo. Ahora gesto serio, mirada ahogada.

Después de esto solo encontrarás un vacío cortante.
Por mis venas fluye sangre y por mi mente tu recuerdo devastador.
Arropo mis ganas con la cálida brisa que dejaron tus caricias.
Corría sin rumbo pero me he cansado y ahora camino anhelando un tropiezo,
a ver si encuentro la pieza que le falta a mi rompecabezas.
Pero no lo encuentro, y aquí estoy,
respirando sin un motivo aparente.

Escribiendo desde el ático de mi locura el prólogo de la incertidumbre que me ata.
Observo los escombros de mi mundo derrumbado y a estas alturas…
No me sorprende lo malo, la suerte me esquiva,
y el espejo me chiva que si no espabilo
mi caos acabará por reternerme para siempre.

Mi voz no está quebrada ya, tan solo está cansada,
y el silencio es la mejor opción ante la indiferencia.
Es algo triste, pero nunca miente, la vida es una bella injusticia.
Atrapada en una burbuja donde solo existe el color gris,
acostumbrada a ver más de lo que quisiera tras el tapiz.
Ya no siento pena por aquel adiós, ni ansío olvidar aquella historia perdida.

Perdida en lo más alto de tu locura,
reniego de la cura y la cordura ni se asoma por aquí…
El llanto insonoro desemboca en la boca del volcán  del tacto de tu despedida.
Sé que no volverás porque nunca estuviste.
¿Viste? Me despisté y te hiciste con el embrujo de la belleza del verso,
y la certeza que meza la cuna de mis sentidos se balancea
y a punto de derramarse la última gota de sensatez,
caigo en el hechizo de la luz de tu mirada que me embelesa
y me arrebata la razón.

Mi corazón aliviado,
y mi lógica que me odia ya ni se molesta en aconsejarme.
Y qué más da ya,
vivir esperándote es morir sin prisa.



lunes, 21 de diciembre de 2015

Tatuados con tristeza.

En cada espacio de mí, trozos de un ayer.
Si cierro los ojos y me concentro, puedo recordar
cada lágrima deseosa de salir de tus ojos,
pero tú no le permitías su visibilidad para no hacernos más trizas,
aunque ya estábamos echos ruinas.

Pinto el cielo azul pero salen las nubes grises de nuevo y me canso.
Inútil atrasar lo inevitable.
Inútil decir verdades a medias.
Inútil fue rezar, imaginar un quizás, un quizás se salve.
Quizás estás ahí.
Quizás jamás estuviste más después de aquella noche
cuando tus latidos dejaron de resistir.
Quizás me engaño, quizás escribo en vano.
Quizás no me recuperaré de esto, y es que es difícil hacerlo
si los ecos de los llantos insonoros que desprendí
me resuenan una y otra vez, golpeándome la cabeza,
y la melodía de tu risa torturándome.

El dolor mana de mí con fuerza,
la rabia se volvió impotencia ante una realidad exenta de lógica.
Rota mi mente, rota mi alma, muertas mis ganas.
Ojeras reflejando el insomnio con sabor a tu nombre.
Escribiendo como si me leyeras, encerrada en mi cabeza, versos tatuados con tristeza.
Inspiración me brinda lo sombrío y no es que siempre esté mal, pero solo escribo cuando lo estoy, por eso todas mis letras reflejan la misma caída.
Parece mentira, una maldita pesadilla el recordar tu mirada.

Letras oscuras como la sangre de quien escribe el destino.
Y no creo, no creo que lo mejor está por venir, si mi sentido murió 
al escuchar que aquel fue tu último latido.
El corazón herido y frustrada mi mente sin hallar respuesta coherente
que explique esta situación.
El interior me arde y recuerdo que tú no estás,
que tú no estarás, que no vendrás,
que no tocarás mi timbre, que si mi móvil suena
no será por tu llamada.
Y es cuando ese fuego se convierte en cenizas que envenena cada parte de mí.

No dudaría, cambiaría mi gris por el verde de tus ojos.

Quisiera escribirte lo más bonito y triste que fuera capaz de escribir para que sintieras desde donde estés lo mucho que te extraño, pero no sé hacerlo y solo consigo escribir las mismas frases depresivas.
Y reitero todo lo escrito, soy la mitad de lo que era cuando estabas.