lunes, 21 de diciembre de 2015

Tatuados con tristeza.

En cada espacio de mí, trozos de un ayer.
Si cierro los ojos y me concentro, puedo recordar
cada lágrima deseosa de salir de tus ojos,
pero tú no le permitías su visibilidad para no hacernos más trizas,
aunque ya estábamos echos ruinas.

Pinto el cielo azul pero salen las nubes grises de nuevo y me canso.
Inútil atrasar lo inevitable.
Inútil decir verdades a medias.
Inútil fue rezar, imaginar un quizás, un quizás se salve.
Quizás estás ahí.
Quizás jamás estuviste más después de aquella noche
cuando tus latidos dejaron de resistir.
Quizás me engaño, quizás escribo en vano.
Quizás no me recuperaré de esto, y es que es difícil hacerlo
si los ecos de los llantos insonoros que desprendí
me resuenan una y otra vez, golpeándome la cabeza,
y la melodía de tu risa torturándome.

El dolor mana de mí con fuerza,
la rabia se volvió impotencia ante una realidad exenta de lógica.
Rota mi mente, rota mi alma, muertas mis ganas.
Ojeras reflejando el insomnio con sabor a tu nombre.
Escribiendo como si me leyeras, encerrada en mi cabeza, versos tatuados con tristeza.
Inspiración me brinda lo sombrío y no es que siempre esté mal, pero solo escribo cuando lo estoy, por eso todas mis letras reflejan la misma caída.
Parece mentira, una maldita pesadilla el recordar tu mirada.

Letras oscuras como la sangre de quien escribe el destino.
Y no creo, no creo que lo mejor está por venir, si mi sentido murió 
al escuchar que aquel fue tu último latido.
El corazón herido y frustrada mi mente sin hallar respuesta coherente
que explique esta situación.
El interior me arde y recuerdo que tú no estás,
que tú no estarás, que no vendrás,
que no tocarás mi timbre, que si mi móvil suena
no será por tu llamada.
Y es cuando ese fuego se convierte en cenizas que envenena cada parte de mí.

No dudaría, cambiaría mi gris por el verde de tus ojos.

Quisiera escribirte lo más bonito y triste que fuera capaz de escribir para que sintieras desde donde estés lo mucho que te extraño, pero no sé hacerlo y solo consigo escribir las mismas frases depresivas.
Y reitero todo lo escrito, soy la mitad de lo que era cuando estabas.


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