Otro verso que florece en las costillas,
naciendo en ellas espinas que acarician
los sentimientos que yacen en mi pecho.
Maldita vida irónica que me regala madrugadas
en las que me intoxico con bellos recuerdos.
Maldita lágrima que prefiere seguir amarrada
en mis ojos, permaneciendo con la calma enjaulada.
Esa misma calma
que cuenta las gotas que faltan por colmar.
Es asombroso el arte que siembra la tristeza,
pero agonizante estar consciente de una triste certeza.
A veces me imagino escuchando tu respirar,
a veces silencio el sonido de mis latidos
para ponerle tus carcajadas a mi corazón,
y entonces acelera.
Luego abro los ojos y despierto ya despierta,
y entonces contengo la respiración.
Es en ese justo momento cuando me encuentro,
pero más triste,
por haber imaginado tu regreso,
aun a sabiendas que nunca volviste.
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