domingo, 7 de junio de 2015

Carta a la vida.

Hoy vuelvo a escribirte sobre ella. 
Una noche más preguntándome si se esconde tras esa estrella.
Entrégale este escrito y cuéntale los miles de besos que tengo guardados
por si algún día volvemos a vernos.
Dile que la siento como si nunca se hubiera ido.
Que pienso en lo sucedido y me ahogo.
Que la rabia se expande por el pecho,
cuando pienso en el hecho de que ya no está.
Dime que siente el azul del cielo al saber que el verde de sus ojos lo humilló.
Dime que sienten las estrellas al ver que el brillo de sus ojos pusieron en ridículo sus destellos.
Dime que piensan las estrellas fugaces cada vez que pasan y escuchan la misma petición ‘Que vuelva’.
Mi anhelo no puede medirse porque como dije una vez,
un trozo de mi corazón se rompió y al romperse quedaron cenizas.
Esas cenizas volaron con ella, como volaron mis ganas en ese instante,
como mi fuerza cuando escribo sobre ella, como mi sentido de la vida
cuando pienso en lo sucedido.
Me falta mil versos para expresar cuanto la echo de menos.
Hazle saber que estas lágrimas llevan su nombre.
Hazle saber que la Tierra es un infierno desde que vivo sin su presencia.
Un infierno frío, frío a falta de su cálida sonrisa.
Necesito que sepa que no existe tiempo que cure, que esta herida no cicatriza ni con miles de relojes de arena.
Qué siento fuego y hielo dentro de mi.
Que el recuerdo es el fuego que me quema,
y que el hielo es la condena de esta realidad ,que me congela y rompe el sueño de despertar y poder decir que nunca se fue, que sólo era una pesadilla.
El alma se me congela como se congeló el tiempo en ese mismo instante en su último pestañeo. Y cómo decirle que recordar su última mirada me da paz y a la vez me rompe en llanto.
Tú sólo entrégale esta carta y dile que me hace falta.
Que la Tierra era el mismo cielo con ella dentro.
Que estoy rogándote, vida, que aceptes mi trato: mis horas a cambio de unos segundos abrazándola.
Sólo hazle saber a mi ángel que es parte de mi, que la llevo en la piel, en la mente, en el interior, en el corazón y en cada suspiro de desespero.
Vida, fuiste injusta y te la llevaste, pero al menos hazle llegar todas estas emociones.

Que sigue estando viva dentro de mi.



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