Y te cansas.
En ese punto donde ya ni sientes.
Cuando sabes que has entregado cada gota de ti.
Incluso las que no valían la pena perder.
Y te cansas ahí. Cuando ya no hay más.
Cuando sabes que tu esfuerzo no ha sido suficiente.
Y los recuerdos no me ayudan a volver a sentir ese impulso de volver a intentarlo.
Cada parte de mi que deseaba que todo volviese a ser como en antaño,
ha ido muriendo lentamente en cada uno de tus silencios.
Tu indiferencia ganó todas las partidas, y yo, ingenua, volviendo a pulsar reset.
Y el orgullo terminará por ganar la guerra.
Y si el mio cede, castigaré ese momento de debilidad.
No volveré a convencerme, dejarme engañar por los recuerdos.
Si esa idea vaga de perderte asustaba, has de saber que ese temor desapareció.
Aposté a una carta, y el tiempo me dirá si he ganado o perdido.
Te ausentaste del juego, y el tiempo te dirá si valió la pena.
Quería sacarte de tu infierno y me has cerrado la puerta.
Contigo me bastaba,y ahora restas.
Quería construir más momentos ricos en cariño y perdí la fe.
Contigo no hacia falta nadie más, y ahora sólo me quedo yo.
Y ahora, permíteme confesar,
sin ser del todo cierto,
mientras observo la herida en el alma;
cómo quema que ya no me queme tu ausencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario