Escribo versos perdidos
que naufragan en el escalofrío de tu latir.
Esperanzados anhelando encontrarte
y acaban por tan sólo rozar tu amanecer
que les quema, y arden convirtiéndose en ceniza
en la aurora de tu boca.
Con la coraza rota y el miedo gritando,
buscando que la nostalgia me dañe,
no saben que me acostumbré a las cicatrices del ayer.
Cúbreme con tu manto antes de que la soledad me arañe,
apresúrate que ya noto el peso de los tropiezos.
El Arte amenaza con cambiarse el nombre a Desastre
si no vuelve a verte sonreír.
La locura vistiéndose de alas
y yo temiendo recuperar la cordura
en medio del vuelo
y caer.