martes, 11 de octubre de 2016

El verso que me descoloca

El silencio me escucha mientras le cuento
que he vuelto a conversar conmigo.
El arte que me imparte el desastre
de no poder abrazarte es tan triste y bello.

El olvido no existe, es un intento de auxilio.
Es como si quisiéramos escapar de nuestro yo
cuando intentamos no recordar. Intento de exilio.

Todos vivimos en una pena constante
que disfrazamos de risas intentando
alcanzar el olvido de lo que nos duele.

Entrelazamos las sonrisas con las penas,
confundimos el karma con las consecuencias,
adaptarnos con el cansancio, vivir con sobrevivir.
Las palabras tienen gran destreza
ya sea para levantarnos o destrozarnos.
Buscamos el amor que acaricia a la felicidad esquiva,
pero nos enganchamos a la fiel tristeza
que se acomoda en nuestro pecho izquierdo.

La gota que colma, el verso que me descoloca,
tu nombre es la soga que al pronunciar me ahoga.
La lágrima que rompe en llanto
y el calor del abrazo que sirve de manto.


lunes, 3 de octubre de 2016

A cada golpe de incoherencia

Mundo de locos, locos de una vida,
el miedo intacto que mantiene unos pies parados
y unas manos temblando.

Alambres en la mente que aprietan,
pensativa está en lo no sucedido
con los sentidos alerta y todo lo que ello conlleva.

Quiere saltar pero atrapada está el alma
que no entiende a esos locos
y esos locos dicen estar cuerdos,
pues no ven que la cuerda se descolgó
y ríen sin motivo aparente mientras el cielo se pinta de gris.
Las personas visten de gris, las sonrisas lucen de gris,
el miedo es oscuro y el futuro aún más.

En sus muñecas colgada la llave rota
con la que cerraron su mente.
Sus almas son grises también.
Y a cada golpe de incoherencia se vuelven más oscuras.

Esos locos no tienen en sus corazones locura,
tienen ceniza, humo,
su locura es diferente,
su locura es cruel.
Y a cada golpe de incoherencia se vuelve más oscura.

La cuerda que se descolgó era amor,
ahora que se les gastó albergan ignorancia,
intolerancia.
Y a cada golpe de incoherencia la cuerda va quemándose.

Cuerda quemándose, ardiendo,
las llamas adentrándose en la oscuridad de esos locos,
pues su oscuridad es intolerancia
y la intolerancia no es tolerable.
Y a cada golpe de incoherencia, resistencia.