martes, 11 de octubre de 2016

El verso que me descoloca

El silencio me escucha mientras le cuento
que he vuelto a conversar conmigo.
El arte que me imparte el desastre
de no poder abrazarte es tan triste y bello.

El olvido no existe, es un intento de auxilio.
Es como si quisiéramos escapar de nuestro yo
cuando intentamos no recordar. Intento de exilio.

Todos vivimos en una pena constante
que disfrazamos de risas intentando
alcanzar el olvido de lo que nos duele.

Entrelazamos las sonrisas con las penas,
confundimos el karma con las consecuencias,
adaptarnos con el cansancio, vivir con sobrevivir.
Las palabras tienen gran destreza
ya sea para levantarnos o destrozarnos.
Buscamos el amor que acaricia a la felicidad esquiva,
pero nos enganchamos a la fiel tristeza
que se acomoda en nuestro pecho izquierdo.

La gota que colma, el verso que me descoloca,
tu nombre es la soga que al pronunciar me ahoga.
La lágrima que rompe en llanto
y el calor del abrazo que sirve de manto.


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