lunes, 5 de diciembre de 2016

El cielo se ha vestido de luto

Siento tu recorrido por mis huesos,
noto tus caricias a través de escalofríos en los que quiebro.
Vuelvo a verte en la oscuridad, allí donde nadie observa,
he luchado contra esto pero la nostalgia me besa.

Y yo que eché a correr, pensé que la perdía de vista,
pero hoy el cielo se ha vestido de luto.
Mi cabeza ha aprovechado para conversar con mi alma,
y entre el sonido de las olas y el viento he escuchado sus murmullos:
decían que soy una hipócrita por amar la libertad
pero no dejar a mi alma marchar, no dejarla volar.
Sigue empeñada en salir a buscarte, sigue con su locura.

Dejo escapar una lágrima que se desliza sobre los versos
que nacen de tu recuerdo y mueren por hambruna,
hambruna de conocerte, filtrarse en tus ojos,
enamorarte y quedarse en tu mirada.

En este cruel silencio roto vuelve Diciembre,
el tiempo me miente, pues el dolor de no verte no cede,
dibujo el contorno de tu rostro y duele.

El que me late debajo del pecho está perdiendo fuerza
porque sin tu risa ya no sabe seguir el ritmo.
Y mis ojos que se obligaron a cerrarse hasta que volvieras,
hoy los han abierto por inercia y se han dado cuenta de que ven
el alrededor igual que cuando estaban cerrados por el silencio de tu ser.

Ya no pongo el alma cuando escribo porque el alma me da la espalda,
sólo se acuesta al lado de la ventana imaginando que bajas.
En el latir del mero subsistir desisto en las madrugadas
mientras contemplo la luna con la mirada paralizada,
hasta que consigo descansar cuando la noche marcha.

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