viernes, 24 de abril de 2015

Sigue recitando.

Gritos silenciosos, palabras rotas buscando ser reparadas.
Promesas suplicando ser cumplidas, que no quieren seguir
acompañando a la melancolía. 

Una frase y mil significados.

Mil significados y sólo uno cierto.
Un poema, un verso que se extienda por el pecho,
que lo haga arder entre hermosas poesías y un poeta recitando.

Perderme entre las poesías en una noche blanca y el viento

acariciando cada milésima de tu piel. Erizándote.
Observándote. Rompiéndome. Orando que no te vayas.
Sólo sigue recitando. Estoy buscándome en tu mirada,
embriagándome de tu voz, amando cada defecto que intentas esconder.

En este instante no puedo concentrarme, centrarme.

En este instante no puedo dejar de escucharte, idolatrarte.
En este momento estoy sintiendo que muero en cada descenso.
Estoy sintiendo que resucito en cada verso.

En cada verso que pronuncias, dejas ver tu tormento.

En cada verso que escucho, puedo ver tu lado tierno.

Grabaré cada palabra. Memorizaré cada frase.

Guardaré cada párrafo en el baúl de los recuerdos y perdiciones.
Y si te vas, lo quemaré. Y en el intento, retrocederé. 
Me arrepentiré.

Tú y yo, como el león y la gacela.

Tú sin mi, yo sin ti. Qué desastre.
Sentirte cerca estando lejos. Qué destreza.

Vivir escuchándote es acercarse al Edén.

La llama que ilumina, lo que complementa al arte.
La soga que aprieta, lo que duele cuando anochece.
Y aunque tus palabras sean como cadenas que duelen,
sigue recitando,
que ser presa de la belleza que desprenden tus versos,
es lo que me mantiene viva.



martes, 14 de abril de 2015

Pregunta a cualquier poeta

Durante un tiempo, mi demonio fue la voz de mi corazón.
Aún no sé si por ingenuo o malevo, me tuvo al borde del precipicio.
La asfixia que provocaba la soga en forma de pétalos.
Pétalos que caían sobre la coraza que rompió en un pestañeo,
perdiendo así la cordura navegando en su mirada.
Su rostro perpetrado en mi mente torturándome,
quitándome las ganas, robándome los sueños,
tirándolos al vacío y para vacío mi interior.

Cristales que reflejaban las lágrimas que
resbalaban en el margen de sus mejillas.
Eran gotas duras como piedras rompiendo todos mis argumentos,
dejándome sin razón aunque teniéndola.
Cortándome como cristales rotos,
su recuerdo adentrándose en mí sin poder escaparme.

La lógica, al igual que la realidad, quedó donde quedaron
las promesas de aquel caballero de ese cuento inventado,
donde las perdices se pudrieron,
donde la dama ganó la corona pero perdió la cordura,
donde los finales felices no perduran,
donde nadie mira y el alma se desvanece.
Porque nunca es un adiós. Porque un adiós es para siempre y nada es eterno.
Porque siempre habrá algo de esa despedida que se quedará
en alguna parte de ti y dejar de mirar la herida no hará que desaparezca.

No hace falta que me entiendas, yo sigo sin conocerme.
Retrocedo y vuelvo a ese momento en que me perdí,
te perdí y después me encontré.
Me encontré reflejada en tus mentiras convirtiéndose en mi equivocación.

Arte el tuyo de no aprender. Arte el mío de retroceder
cada noche aunque sin tiempo para el anhelo.
Cerrando los ojos, veo y releo tus palabras grabadas en el reverso de la verdad.
No me esperes, me espera mi luna gris tras ese matiz que se desprende.

Arrancaré de raíz todos tus daños clavados en mi mente.
Sintiendo momentos de antaño muy presentes.
Si el futuro es incierto, no hay nada más cierto que los aciertos del pasado y
los errores.
Cada suspiro que cortaba la respiración y es que no hay mayor inspiración
que cuando eres preso de la tristeza, es cierto, pregunta a cualquier poeta.


miércoles, 8 de abril de 2015

Náufraga voluntaria.

Navego por el mar de tu indiferencia.
Me hundo en los océanos de tu ausencia.
Soy náufraga voluntaria.

Abandoné mi barco por seguir tu flota y perdí mi norte.
Aun sabiendo que te irías,
me tiré de cabeza sin salvavidas.

Fuiste algo efímero, me cortaste y te fuiste
pero antes, echaste en la herida las sales.

Escribiste un te quiero en la arena que 
borraron las olas con el tiempo
y todo forma parte del tiempo.
Apareciste y en poco tiempo te convertiste en mi todo,
después de un tiempo te fuiste y me quedé vacía,
sin razón, 
sin nada en mí.
Ha pasado mucho tiempo y te recuerdo,
aunque a penas te pienso,
sé que es cuestión de tiempo que te entierre 
en el olvido.

Hoy soy Venecia y no es en el buen sentido.



jueves, 2 de abril de 2015

Palabras rotas.

Sustituir lágrimas por letras.
Escribir porque es mejor que hablar.
Porque hablar se convirtió en errar.
Y tras cada palabra en voz alta,
puede sonar alguna alarma del alma.

Mientras la escritura libera y nace la quimera
me escondo tras la tiniebla para no ver la realidad.
Pasa el tiempo y el tiempo va con prisas.
Se apresura porque la mente se detuvo en antaño. Las agujas le presionan, los segundos se pierden. 

Reacciona rápido cuando te des cuenta que el tiempo es efímero. 
Guardo cada recuerdo en un cajón. Si están sueltos me golpean en un rincón.
Cada noche un bajón. Subiendo cada escalón, añoro el anterior.

Y ya dejé de mirar atrás pero miro constantemente en mi interior,
como observo detenidamente mi alrededor.
Buscas y no encuentras, apuestas y pierdes.

Embriagarse de versos.
Perderse en miradas, encontrarse en palabras rotas

El silencio me ata y me llevo el significado de mis frases.
A base de consecuencias aprendes.

Sea escribiendo o dibujando, un simple papel puede convertirse en arte
basta fijarse en la delicadeza que trazas con la mina 
mientras la diriges de un extremo a otro.
Lo que le hace grande es la simpleza,
obtener la exacta pieza del puzzle, pura grandeza.

Te tropiezas,te caes, pero no dudes, podrás salir de cualquier pozo
por muy hondo que parezca,
porque el tiempo tiene eso.
Es un gran profesor y nuestro peor enemigo.
Nos roba momentos, es veloz.
Y nos hace entender 
que, a veces, es mejor perder.



miércoles, 1 de abril de 2015

Acompañada de Luna.


Acompañada de una luna solitaria,
escribo para calmar mi tristeza.
Qué sensación más agonizante.
No tenerte, no sentirte.
Maldita esta condena,
Yo no escogí esta vida que me dejó perpleja.
Por qué escogiste llevártela.
Devuélvemela.
Se cerraron sus verdes ojos,
Se apagó la luz de su vida,
Los días pasan sin escuchar su voz,
Cómo voy a creer en un Dios
que permitió que su luz se apagara.
Me quedo callada,
esperando una respuesta desde el cielo,
pidiendo clemencia.
Día a día, vivo sin su alegría.
Era perfecto hasta su mayor defecto.
Recuerdo hasta el más insignificante momento.
La luna me observa.
Ella también siente pena.
Me dice que mañana será un nuevo día,
y así me consuela.
Pero no hay nada que consuele.
No existe consuelo.
No existe un mejor ambiente,

si no estás tú para completarme.