miércoles, 1 de abril de 2015

Acompañada de Luna.


Acompañada de una luna solitaria,
escribo para calmar mi tristeza.
Qué sensación más agonizante.
No tenerte, no sentirte.
Maldita esta condena,
Yo no escogí esta vida que me dejó perpleja.
Por qué escogiste llevártela.
Devuélvemela.
Se cerraron sus verdes ojos,
Se apagó la luz de su vida,
Los días pasan sin escuchar su voz,
Cómo voy a creer en un Dios
que permitió que su luz se apagara.
Me quedo callada,
esperando una respuesta desde el cielo,
pidiendo clemencia.
Día a día, vivo sin su alegría.
Era perfecto hasta su mayor defecto.
Recuerdo hasta el más insignificante momento.
La luna me observa.
Ella también siente pena.
Me dice que mañana será un nuevo día,
y así me consuela.
Pero no hay nada que consuele.
No existe consuelo.
No existe un mejor ambiente,

si no estás tú para completarme.

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