miércoles, 10 de junio de 2015

Diecinueve estrellas.

Dejo una pausa para recordar todos los momentos de antaño.
Dejo un suspiro por todos los malos tragos.
Dejo una sonrisa por todo lo bueno que has causado en mí.

Me basta tu hombro para sentirme segura.
Que sí, que yo sé que no necesito más fortuna
que tu amistad, y más si después de tantos inviernos
yo sé que nuestras miradas perduran hacia la misma dirección.

Somos iguales, o quizás no tanto.
Que nadie es imprescindible, que podemos seguir
sin nuestra mutua compañía.
Sin embargo no quiero probarlo, me siento mejor a tu lado.
Que podemos correr o caminar, como tú prefieras.
Lo que necesites yo intentaré brindártelo.
Eres una sonrisa encerrada, una mirada esperanzada atada,
un alma aterrada en este lugar.
Que yo no quiero ir hasta el fin del mundo,
yo quiero permanecer en tu mundo gris y ayudarte a salir.
Yo quiero recordarte que seré tus pies cuando te canses,
que buscaremos juntos el rumbo,
que si te pierdes, yo me perderé y nos encontraremos.

Me sentaré a tu lado en este precipicio,
y pensaremos en las cientos de razones
por las cuales abandonar y saltar.
Pero gritaré las mil por las que levantar y luchar,
seré la mano que no te soltará.
Encontraré la luz que ilumine el sendero oscuro que has creado.
Y si no doy con ella, me la inventaré.
Y me inventaré mil colores más,
y te pintaré una sonrisa, una sonrisa sincera.

Hoy te digo con certeza que si te hundes,
me soltaré de la cuerda para bajar hasta donde estés,
y construiremos una escalera.
Y en cada peldaño susurraré: ‘Ya queda menos’.
Y en cada paso en el que avancemos te diré: ‘Prohibido volver atrás’

Que no te dejaré caer más,
que ese abismo jamás te verá introducirte en él.
Voy a ser tu soporte, te presto mis ganas.
Que no dejaré que las garras de la depresión te agarren.
Si hace falta secuestraré a diecinueve estrellas
y con ellas señalaré el camino
que muestren con su luz
la salida de esta triste melancolía.

Voy a crear una guerra,
donde te lanzaré bombas de carcajadas,
una invasión de versos camuflados de esperanza,
misiles de palabras sinceras,
dispararé mil balas llenas de pétalos de colores,
enviaré a la mejor unidad de soldados llamada Valentía.
No firmaré paz, le ganaré esta guerra a tu dolor.
Voy a eliminar cualquier indicio de pesimismo.

Si tú no crees en ti, yo creeré en ti por los dos.

domingo, 7 de junio de 2015

Carta a la vida.

Hoy vuelvo a escribirte sobre ella. 
Una noche más preguntándome si se esconde tras esa estrella.
Entrégale este escrito y cuéntale los miles de besos que tengo guardados
por si algún día volvemos a vernos.
Dile que la siento como si nunca se hubiera ido.
Que pienso en lo sucedido y me ahogo.
Que la rabia se expande por el pecho,
cuando pienso en el hecho de que ya no está.
Dime que siente el azul del cielo al saber que el verde de sus ojos lo humilló.
Dime que sienten las estrellas al ver que el brillo de sus ojos pusieron en ridículo sus destellos.
Dime que piensan las estrellas fugaces cada vez que pasan y escuchan la misma petición ‘Que vuelva’.
Mi anhelo no puede medirse porque como dije una vez,
un trozo de mi corazón se rompió y al romperse quedaron cenizas.
Esas cenizas volaron con ella, como volaron mis ganas en ese instante,
como mi fuerza cuando escribo sobre ella, como mi sentido de la vida
cuando pienso en lo sucedido.
Me falta mil versos para expresar cuanto la echo de menos.
Hazle saber que estas lágrimas llevan su nombre.
Hazle saber que la Tierra es un infierno desde que vivo sin su presencia.
Un infierno frío, frío a falta de su cálida sonrisa.
Necesito que sepa que no existe tiempo que cure, que esta herida no cicatriza ni con miles de relojes de arena.
Qué siento fuego y hielo dentro de mi.
Que el recuerdo es el fuego que me quema,
y que el hielo es la condena de esta realidad ,que me congela y rompe el sueño de despertar y poder decir que nunca se fue, que sólo era una pesadilla.
El alma se me congela como se congeló el tiempo en ese mismo instante en su último pestañeo. Y cómo decirle que recordar su última mirada me da paz y a la vez me rompe en llanto.
Tú sólo entrégale esta carta y dile que me hace falta.
Que la Tierra era el mismo cielo con ella dentro.
Que estoy rogándote, vida, que aceptes mi trato: mis horas a cambio de unos segundos abrazándola.
Sólo hazle saber a mi ángel que es parte de mi, que la llevo en la piel, en la mente, en el interior, en el corazón y en cada suspiro de desespero.
Vida, fuiste injusta y te la llevaste, pero al menos hazle llegar todas estas emociones.

Que sigue estando viva dentro de mi.



viernes, 5 de junio de 2015

Dime qué fuimos o qué seremos.

Que se pierdan las promesas. Si las rompo es
porque ellas me rompieron a mi primero
al recordarlas.
No tuvieron compasión, como el tiempo
cuando las agujas del reloj arañan
y duelen como duele saber la verdad,
despertar a la realidad,
después de estar hipnotizado en una profunda fantasía.
Donde ganas inocencia y pierdes la cordura,
y es peligroso si perdura.
Qué locura mentirse a uno mismo
sabiendo que es mentira y aun así creernos.
Olvidamos ser protagonistas de nuestros días
por cederle el puesto a alguien,
y ser esclavos de sus sueños olvidando nuestro valor.
Olvidando quienes somos.
Somos extraños. Cuando estamos al borde del precipicio
y nos ponemos la melodía mas triste,
para perdernos en la melancolía y estar más cerca del abismo.
Somos extraños. Como cuando sonreímos por inercia
mintiendo al reflejo del espejo.
Cuando queremos escapar de la realidad por un momento
pero sabemos que volveremos a ese mismo entorno pronto.
Es tan agonizante, querer desaparecer en un instante
cuando piensas que está todo perdido,
y lo que está perdido es tu alegría.
Y sin alegría ataca por la espalda la tristeza
y te roba las ganas.
Somos extraños. Cuando nos preocupamos por el mañana
y cada día es el mañana de un ayer.
Tras ese horizonte qué es lo que habrá.
Tras ese matiz espero romper todos mis miedos mojándolos de valentía.
Arrancar las dudas de raíz.
Dime qué fuimos o qué seremos. Si lo que fuimos
es el reflejo de lo que somos hoy y lo que seremos
no lo sabremos hasta serlo.
Somos un conjunto de errores aprendidos
que en un pasado cometimos,
los motivos del hoy
y los sueños que deseamos alcanzar
en un futuro próximo.