martes, 24 de marzo de 2015

Dos años.

Mucho que decirte, mucho que explicarte, mucho que contarte y no puedo.
Quiero decirte tantas cosas y ni siquiera sé cómo comenzar.
Grito TE ECHO DE MENOS en silencio, porque qué más da decirlo en voz alta si no vas a poder escucharme.

Sin dudarlo ni un segundo entregaría parte de mi vida por tan sólo volver a mirar tus
ojos verdes, poder abrazarte y sentirte a mi lado. Esto no es vida sin ti.
Lloro escribiendo esto y llorar no va arreglar nada, y tampoco me desahoga, no sirve para nada pero no puedo evitarlo, como tampoco pude evitar tu trágico destino, tu injusto final.

Mi corazón jamás estará entero. Una parte de él se rompió justo en el momento que el tuyo dio su último latido. Esa parte que se rompió se hizo cenizas. Esas cenizas volaron para irse contigo.

Qué ironía que pese tanto un corazón vacío, vacío cada vez que recuerda que no estás.
Y ahora ando con un corazón roto, un alma en pena y una sonrisa fingida.

Aunque el cielo sea azul contigo, mi mundo es gris sin ti y seguirá siendo así por muchas capas de tiempo que le de. Porque el tiempo no calmará, angustia cada día más.

Y sigo sin poder creerme esto. Es una maldita pesadilla de la cual no podré despertar hasta cerrar los ojos para siempre y volvernos a ver allí arriba.

Tú; mi ángel, mi diosa, el único ser al que rezo para ver si tengo suerte, me escuches pidiéndote que vengas y me saques de esta realidad. Volar un rato contigo.

Si pudiera pedir un deseo pediría que estuvieras aquí y dejar de verte sólo en fotografías. No tenerte duele tanto como te quiero y no hay cantidad para expresar cuanto te quiero. Simplemente no existe una cifra, te quiero con la misma fuerza con la que te echo de menos, y joder como te echo de menos.


Dos años desde que te fuiste. Dos sin ti. Dos años incompleta.


jueves, 19 de marzo de 2015

Cuando te atrapa las garras de la depresión.


Piérdete si es necesario, luego, encuéntrate.

Todos tenemos esos días en que la melancolía es quien nos guía.
Esos momentos en que la tristeza es nuestra dueña y el pasado las cuerdas que nos atan.
La nostalgia nos golpea y nuestro escudo es mirar a otro lado, intentar no recordar.

Pero no puedes escapar de tus pensamientos más profundos, no puedes detener esa sensación de anhelo y es cuando te rompes.
Te rompes una y otra vez.


Nuestro alrededor no tiene sentido, sólo deseas acostarte en la cama, cerrar los ojos y dejar que el tiempo pase. Sientes que no tienes a nadie. Que a nadie le importas y que quien creías que estaría en tus baches, no está. Y es cuando sientes como si te estrujaran el corazón a presión y es una maldita prisión a la que llaman depresión. 

Pasan los días y todo sigue igual.
Piensas que cualquier tiempo pasado fue mejor. 
Te das cuenta que la inocencia va de la mano de la felicidad. Crees que no volverás a sentirte feliz, que nadie va a salvarte del abismo en el que estás cayendo. Buscas pero no encuentras la mano de alguien que te ayude, que te quiera. Es ahí donde te sientes solo. Das tanto y no recibes nada que llegas a cansarte y no existe quien aparte esta sensación de desolación. Al menos eso he sentido yo alguna vez. Mas que alguna vez, unas cuantas. Mas que unas cuantas, demasiadas.

Por fortuna, un rayo de sol alumbra tu oscuridad. Una mañana comprendes que debes dejar de lamentar, tienes que afrontar. Está en nuestras manos, cambiar de mentalidad, sustituir rompernos con nuestros recuerdos por romper la rutina de desarmarnos.

Llega un día en que te das cuenta, que son  muchos los motivos por los que debes levantar, sonreír aunque sea vagamente, hay que hacerlo siempre. Llega un día en que comienzas a apreciar el día, la vida.

La realidad es tuya. 
No sueñes con la vida que te gustaría vivir, hazla posible.
Crea tu camino con pequeños pasos firmes. Al fin y al cabo, siempre habrá alguna persona que esté dispuesta a sanarte, esté cerca o lejos. A veces esa persona eres tú mismo.
Arranca las malas raíces y florece. Si es necesario, destrúyete al completo y renace. Construye un muro donde no pueda traspasar la tristeza, al menos constrúyelo hoy. 
Sólo di ‘ Hoy no voy a caer, hoy no voy a dejar que me domine este desastre, hoy no. Hoy voy a sonreír, voy a ser más fuerte que el ayer’
Pero no sólo lo pienses, hazlo

miércoles, 18 de marzo de 2015

Tu recuerdo se esfuma como el humo.


Te fuiste.
Y contigo se fueron los días grises.
No te hizo falta ni decir adiós.
No consentiré que vuelvas y me pises.

Sin ti lo difícil es menos, te quiero lejos cada vez más.
Que ya no te echo de menos, me echo de menos a mí.
A ti te echo de más, de tanto hacerlo de menos.

Que casi no te pienso y mucho menos te espero.
Sólo escribo para recordarme, que sin ti soy mejor.
Me siento bien ahora.

Me fallaba a mí, por no fallarte a ti,
que gran estupidez, y es que eso tiene el querer,
sin condición,
sin medida,
sin pensar,
sólo dejarse llevar.

Y para qué dar tanto,
si quien más da, es quien menos recibe.
Y para qué pensar en el pasado,
si no tiene nada nuevo que contarte.
Y que más da ya,
tu recuerdo se esfuma como el humo.

Abrí los ojos.
Perdí mi paciencia,
No te odiaré, ya tienes bastante con tu conciencia, si es que tienes.
Recordarte será mi penitencia pero eso no dura eternamente.
Contigo tengo todas las de perder  y no creo en la suerte.
Fuera piedra, papel o tijera tú ganabas siempre.
Guarda tu ego, ahora soy más fuerte.
No vuelvas, ahora soy yo quien no te quiere.

Avanzo, aunque hace poco, seguía mirando atrás
y aunque no hace tanto, ahora veo con claridad.
Rezaba para que volvieras.
Volver a esa tormenta en la que vivía contigo.
El amor nos hace masoquistas.
Ahora rezo para que seas feliz.

Sé feliz, tanto, que no quieras volver.

martes, 17 de marzo de 2015

Lo que el silencio afirma.



Deja que te cuente, que te explique
cómo quema el frío que causa tu despedida.
Esa despedida que tus labios jamás dijeron pero tu silencio afirmó.

Déjame aquí, sentada mirando a la nada por todo lo sucedido.
Déjame llorar, expulsar por los ojos todos los momentos vividos.
No te pido que me dejes sola, sé que no hace falta.

Me perdí en Roma, a causa de las ruinas que dejaste en mi interior.
Me encontré en Venecia, por las inundaciones que permitiste que me ahogasen.

Hoy me vestiré de soledad y como complemento mi sonrisa fingida de siempre.

Dejaré que el tiempo haga su trabajo,
Como cual arquitecto, derribando monumentos para así construir nuevos,
destruirá cada momento vivido a tu lado para no recordar,

Para así reconstruir mi paz, esa que se llevó tu adiós insonoro

miércoles, 11 de marzo de 2015

Gracias.

Comprende que me cansé, he llegado a ese punto en que
tu ausencia no me duele, ni me duele recordarte.
Me enseñaste querer, a echar de menos.
Me enseñaste a odiar, a mentir .

No intentes volver, no vuelvas, prefiero olvidarte y recuperar mi paz,
que tenerte y vivir en tempestad.
Siempre te fuiste, nunca quisiste quedarte.
Tú vives de juegos y tormentas.
Yo deseo avanzar, deseo la calma.

Mantuve demasiado tiempo la venda en los ojos que yo misma me coloqué.
Ahora son demasiadas las ansias de seguir mi camino
y no permito la caída sin la voluntad de levantarme.

Hoy tengo la fuerza, las ganas de quemar tu recuerdo.
Con tu adiós me quito el miedo, las dudas.
Muchas ganas de vivir y pocas de buscarte.

Es un arte el aguantarte y yo nací con el don de la paciencia.
Demasiado aguanté.
Echándote de menos, queriéndote de más, más de lo que merecías.
No tengo ganas de odiarte, ni eso mereces.

Y por último, gracias.
Por enseñarme que las promesas no son eternas.
Por mostrarme que las personas hablamos de más, asegurando de más,
cosas así como que siempre estaremos, sin condición.
Que todos tenemos nuestra parte en la vida y la presencia de alguien
con el tiempo se convierte en ausencia.
Gracias, pero sobre todo gracias por marcharte y provocarme tantas emociones,
 entre ellas la tristeza, la desesperación.

Todo eso se convirtió en inspiración.



martes, 10 de marzo de 2015

Su ángel caído.

Sus ojos esconden una triste verdad.
No se dio cuenta de que las miradas también marcan.
Solo quería reencontrar esa magia que le faltaba.
Él la miró, ella lo miró y en un pestañeo todo comenzó.

Su sonrisa le delataba, no como siempre, sonreía de verdad.
Se acostumbró a su desastre, pese a saber que le destruía poco a poco.
Cómo puede lucir el mal tan angelical.
Se preguntaba cada vez que se acercaba al infierno.

Un disparo al corazón camuflado de promesas.
Sabía que debía abandonar ese presente y convertirlo en pasado, superarlo.
Pero cada día volvía al mismo lugar,
necesitaba comprobar si al fin sus halas dejaban de ser oscuras.

Cada error le pesa, tanto, que se convirtió en historia de terror.
Sólo veía en él el rostro de un ángel. Y lo era. Un ángel caído.
A su lado todo era cálido, su infierno le gustaba.
Sólo le quemaba el frío que dejaba su vuelo.

Se enamoró de alguien que estaba roto.
Se perdió intentando arreglarlo.
Le entregó su alma a cambio de que su promesa quedara guardada:

Él; su ángel caído. Ella; el viento de su vuelo.




lunes, 9 de marzo de 2015

Que se pierdan en el horizonte.






Decirte que no abandones, no digas que no se puede.
Todo se consigue, si realmente es lo que se quiere.
Que tus dudas vuelen como pájaros.
Que se vayan lejos. Muy lejos.
Que se pierdan en el horizonte, para que así el miedo no pueda atraparte.

Haz locuras manteniendo tu norte.
Sé tu propio paracaídas.
Vuela. Vuelta alto. Tan alto que la melancolía no te alcance.
Sólo mira hacia adelante.

Si el pasado te hace daño,
recuerda que sin él no estarías dónde estás.
Si no te gusta el punto en el que estás,
avanza.

Todo sigue y todo pasa,
que siga tu entusiasmo y que pase lo que tenga que pasar.

Cree en ti mismo,
no caigas en el abismo.
Se trata de avanzar,

superar.


Buena suerte.

Y qué será de ti, y qué será de mi sin ti.
Sigo preguntándome cuando me da por recordarte.

Por mucho que sepamos que no es bueno acostumbrarse,
solemos aferrarnos a algo, normalmente a alguien.
Ese alguien suele irse aunque nos engañamos pensando que no.
Ese ‘no’ se convierte en un ‘te extraño’ con el tiempo.

Estamos tan cerca y tan lejos,
tan cerca de olvidarnos y tan lejos de volver a vernos.
Arrastro esta pena detrás de una sonrisa fingida cada día.

No, no te creas que estoy tan mal,
pero a veces a mi mente le da por recordarte y a mi corazón por extrañarte.
Supongo que porque siempre eras tú mi opción, mi única opción.
Supongo que yo pensaba que yo también lo era, y así era.

Pero las agujas del reloj no se detienen, el tiempo sigue avanzando,
Aunque mis horas ya no se basen en reír contigo.
La vida sigue para todos, como para ti y para mi, a pesar de sin ti.

A veces me pregunto que qué hago escribiendo esto en vez de buscarte,
buscarte y decirte a ti todo esto que mi interior grita pero mis labios silencian.
Después recuerdo que a ti no te importa, que no hay excusa que valga.

No te creo y no me creo esta situación,
¿Nos distanciamos o quisiste distanciarte?
Cómo puedes dejar de lado a alguien que siempre estuvo a tu lado
¿Pierdo yo o pierdes tú?
Esa incógnita la responderá el tiempo, de momento...


Buena suerte.



domingo, 8 de marzo de 2015

El aullido del lobo solitario.

Donde una mirada es honesta, donde una sonrisa es sincera.
Guarda silencio y aprende a observar lo que esconde la verdad,
lo que no dicen las palabras.
Un aullido por cada pérdida, por cada cicatriz. 

No existe el final feliz, existe el correspondido, el merecido.
Cada noche vuelve a evadirse la mente recordando lo que no se quiere recordar.
El tiempo es veloz pero sigue buscando el aullido perfecto
que enamore a su venerada diosa,
que dure lo suficiente para explicar que todo se pierde.
Que todo lo perdió y se perdió,
y cuando se pierde no hay consuelo.
Siente que camina sobre un suelo hecho de hielo.
Apunto de romperse mira a la luna en busca de claridad en ese oscuro cielo.
Oscuro como su alma que se intoxicó de dudas y confusiones.
Y ahora no sabe hacia dónde ir porque
todos los caminos le parecen erróneos.
Es aquel lobo solitario que se alejó de su manada porque
notaba que algo le faltaba y camina en busca
de un poco de inspiración, esa inspiración que le brinda la luna.
Por eso la desea, su llanto no cesa porque no puede acercarse más a ella.
Expresa en aullidos lo que siente, sabe que contemplarla es su fortuna.
Y él la sigue, la observa y la venera, le asombra su luz,
necesita su luz, necesita iluminar su sendero oscuro.
Con la calidez que siente su coraza fría en el corazón se derrite.
Enamorado de la paz que le transmite.
Enamorado de la luna.
Su diosa,
quien brilla en la oscuridad, quien su alma ilumina,
su diosa.