El aullido afónico del lobo,
el latido cansado del corazón roto,
el delirio de un pobre poeta loco.
Dame un parche y te lo coloco
donde más te duela.
La ansiedad de un esquizofrénico,
un caballero muriendo al ser vencido.
Veneno en ti, yo sin hallar médico.
El beso en el adiós ya se ha perdido
en el intento de demostrar sinceridad.
Las agujas del reloj, los días
marcados en el viejo calendario.
Tus palabras en mi sien ardían.
Tu desastre, qué bonito calvario.
Recítame, recítame, que yo
te prestaré mis oídos.
Búscame, búscame, que es por tu voz
que en mi memoria no hay olvido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario